Compréndase a sí mismo como padre o madre
Todos queremos ser los mejores padres posibles
Todos empezamos las funciones de padre o madre con muchas ideas sobre cómo las vamos a llevar a cabo. Como padres, tenemos esperanzas y sueños para nuestros hijos y para nosotros mismos. Sin embargo, a veces, hay cosas que no nos dejan ser tan buenos padres como quisiéramos. Algunas veces reaccionamos de una forma que en realidad no nos gusta, sin saber realmente por qué lo hacemos.
Al igual que nuestros hijos, las experiencias de la vida moldean lo que somos. Las ideas que tenemos sobre los hijos y las funciones de padre y madre nos llegan de muchas fuentes de nuestro entorno, entre ellas, de nuestros propios padres, familia, amigos, cuidadores de niños, escuelas, profesionales y los medios de comunicación.
Como padres, frecuentemente repetimos lo que conocemos mejor. Generalmente, lo que conocemos mejor tiene como base nuestras propias experiencias. Las experiencias al crecer en nuestra familia original son una base importante de los valores y creencias que tenemos sobre los hijos, las funciones de los padres y la familia.
Hacer cosas en contra de nuestro mejor juicio…
Alguna vez, todos los padres habrán hecho o dicho cosas a sus hijos que están en contra de lo que en realidad estos padres creen.
“No quiero gritar a mis hijos, pero a veces me acaban tanto la paciencia y me sacan tanto de quicio que no me puedo aguantar”
Cuando esto ocurre, estos padres sienten que no han llegado a la altura que ellos esperan de sí mismos en las relaciones con su pareja y sus hijos.
A veces, las emociones pueden prevalecer y ofuscar a los padres. Comprender el origen de estos sentimientos nos permite cambiar la forma de reaccionar con nuestros hijos.
Consideraciones sobre usted y su hijos
Los hijos nos desafían a permanecer flexibles y en control de nuestros sentimientos y comportamiento. Cuando estamos bajo presión, cansados, enojados o frustrados, podemos perder la habilidad de reaccionar con flexibilidad. Nuestras propias necesidades o sentimientos pueden llevarnos a tener una reacción inconsciente en vez de una reacción adecuada a la situación. El resultado puede ser que el padre o la madre se sientan desconectados con el hijo y ambos se sientan enojados, heridos e incomprendidos.
Como padres, tenemos que estar conscientes de lo que nos incita y de lo que nos hace perder la paciencia. Muchas veces, las emociones de nuestros hijos pueden iniciar en nosotros emociones y reacciones que no son adecuadas ni de ayuda en la situación en que se encuentran los padres y los hijos. Para poder reaccionar adecuadamente, debemos separar nuestras propias necesidades y sentimientos de la situación que estemos confrontando con los hijos.
La reflexión nos hará más conscientes de las razones que están detrás de la manera que pensamos, sentimos y nos comportamos. Si reflexionamos y somos conscientes de nosotros mismos, podremos llegar a tener mayor flexibilidad y habilidad de adaptación como padres.
¿De dónde provienen sus ideas de lo que es ser padre de familia?
¿De dónde provienen sus expectativas acerca de sus hijos?
¿De qué forma y hasta qué punto las experiencias de su propia niñez influyen en su forma de actuar como padre o madre?
¿Qué es lo que me gusta de mi manera de actuar como padre o madre?
¿Qué me gustaría cambiar sobre mi manera de actuar como padre o madre?
¿Qué es lo que necesitan mis hijos de mí como padre o madre que es diferente de lo que yo necesitaba de mis padres?
¿Qué es lo que creo que tendrá que cambiar en mi forma de actuar como padre o madre a medida que mi hijo o hija vaya creciendo?